Cómo hacerle entender a los niños sobre la perseverancia y la colaboración.
En un pequeño pueblo, vivía un niño llamado Tomás. Tomás siempre soñaba con tener muchos juguetes y dulces, pero su familia no tenía mucho dinero. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró un árbol muy peculiar. Este árbol tenía hojas doradas que brillaban bajo el sol.
Tomás, emocionado, corrió a casa y le contó a su madre sobre el árbol. “¡Mamá, encontré un árbol mágico! ¡Tiene hojas de oro! ¡Podremos ser ricos!” Su madre, sonriendo, le dijo: “Tomás, el dinero no cae del cielo ni crece en los árboles. Debemos trabajar duro para ganar lo que necesitamos.”
Pero Tomás no escuchó. Al día siguiente, fue al bosque con una bolsa grande y comenzó a recoger las hojas doradas. Sin embargo, cuando llegó a casa y mostró las hojas a su madre, se dio cuenta de que no eran de oro, sino simples hojas cubiertas de polvo dorado.
Desilusionado, Tomás comprendió la lección. Su madre le explicó: “El verdadero valor no está en encontrar riquezas fáciles, sino en el esfuerzo y el trabajo que ponemos en nuestras tareas diarias. El dinero se gana con dedicación y honestidad.”
Desde ese día, Tomás decidió ayudar a su familia en el campo y en la tienda del pueblo. Con el tiempo, aprendió que el trabajo duro y la perseverancia traen recompensas más valiosas que cualquier árbol mágico.
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