Ante la baja educación financiera que poseen los ciudadanos colombianos, es importante que los entes que regulan y supervisan las entidades que haciendo cumplir políticas impuestas por el legislativo colombiano, lesionan en alto grado los ahorros que acumulan los usuarios en los diferentes sistemas financieros existentes en el país.
Es posible que, por falta de
conocimiento e interés, los colombianos no estudian el rendimiento de sus
esfuerzos y es por ello que por modelos creados por “intelectuales financieros”
distorsionan y afectan negativamente el futuro de los colombianos.
No es posible que en un país que se
precia por respetar los derechos de la ciudadanía, los gobernantes hayan
impuesto políticas como el UPAC denominado por Unidad de poder adquisitivo
constante, donde abusaron de manera directa del frágil conocimiento financiero
de algunos colombianos que cayeron al precipicio del engaño y la desolación con
la aprobación de toda la institucionalidad estatal.
Si se estudia a profundidad las metas
que promueven los bancos comerciales, los fondos y las fiducias se puede
descubrir que todos ellos buscan rentabilizar los ahorros de los ciudadanos sin
compartir las utilidades con los usuarios adscritos a ellas. Pero si esas instituciones toman
decisiones erradas que afectan su organización y estructura ahí si deciden socializar las pérdidas obtenidas con los usuarios inscritos en sus servicios.
Los fondos de pensiones es la mejor
muestra de esta situación, desde sus inicios han incentivado el ahorro
ciudadano, pero ¿a quién beneficia? Desde los mismos inicios y creación de
estas políticas pensionales, se ocultan estas realidades, aunque lo cierto es
que algunas personas instaladas en los más altos estratos se han beneficiado y
enriquecido aprovechando de la ignorancia de las huestes colombianas, creando
una clase desmedidamente millonaria a costa de la lesión de los derechos
humanos y constitucionales de los ciudadanos.
El colombiano tiene que cambiar, tiene
que convertirse en una persona inquieta y estudiar realmente lo que le proponen
los empleados oficiales, encargados de legislar y controlar, quienes
ciertamente son empleados y no personas ungidas de perfección, a quien los
pueblos tienen que reverenciar. Esa resulta ser una actuación equivoca del pueblo,
la época del feudalismo ya paso, en donde los reyes y la nobleza necesitaban de
la adulación y la reverencia.
Las transformaciones se deben dar en los ciudadanos que habitan en los países atrasados, donde los gobernantes han mantenido y solidificado un conveniente letargo social, aprovechando el desinterés e ignorancia de la población que
dicen proteger. Llego la hora, en donde el ciudadano debe ser mas consciente de
la grandeza de su existencia, de valorar lo que realmente representan y actuar
de manera responsable para que no se aprovechen de su desconocimiento e
ignorancia.
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